La diferencia se hace en relación a la cantidad de agua con que es llenado el mate.
La duración recomendada de un mate (aquella en que el placer de tomarlo y su sabor encuentran un equilibrio natural) es de dos a tres sorbos más o menos normales. Podemos concluir entonces que no influirá en esta clasificación el tamaño físico del recipiente, sino la proporción que corresponde a la cebadura dentro de éste.
El tamaño del recipiente nos dará una idea del uso a que está destinado, debido a que la cantidad de yerba que éste pueda alojar está directamente relacionada con el rendimiento de la cebadura (cantidad de mates que puedan cebarse sin necesidad de arreglo o renovación), correspondiendo el mate de mayor tamaño generalmente a un uso grupal y el más pequeño al matero individual.
Influye sí la calidad de crecedora o no que pueda tener la yerba utilizada. Si la yerba es crecedora, se hinchará paulatinamente restando capacidad a la calabaza y, en consecuencia, acortando los mates. Para remediarlo, el cebador deberá hacerlo "bostear", es decir, valiéndose de la paletilla de la bombilla, desalojar una porción de yerba a fin de recuperar la capacidad originalmente destinada al agua.
Es el cebador quien deberá poner a prueba su conocimiento del mate (la capacidad de la calabaza) y la yerba utilizados, para armar la cebadura con la proporción correcta, a fin de lograr mates de una duración adecuada.
Por último, cabe señalar que un factor que indirectamente influye en la duración de los mates es la temperatura del agua que, aún cuando no varíe en su cantidad, actúa sobre la percepción del tomador, haciéndole acortar o alargar los sorbos. Así, para una misma cebadura, el agua más caliente nos dará la sensación de un mate más largo, y el agua de menor temperatura, de un mate más corto
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